martes, 6 de mayo de 2008

¿Quién tiene la culpa?

Meditad bien sobre vuestros caminos.
Hageo 1:5.


Creemos en el que levantó de los muertos a Jesús,
Señor nuestro,
el cual fue entregado por nuestras transgresiones,
y resucitado para nuestra justificación.
Romanos 4:24-25.

Un hombre tenía una buena carrera profesional. La relación con su esposa era buena y sus hijos gozaban de plena salud: la vida le sonreía. Sin embargo, todo cambió cuando discutió con su jefe y fue despedido. Teniendo en cuenta sus diplomas y experiencia, pensó que le sería fácil encontrar otro trabajo. Pero los meses transcurrían y nadie lo contrataba. Luego, las constantes disputas en el hogar provocaron el divorcio. Sus hijos también le dieron la espalda.

¿Quién tuvo la culpa? ¿Su patrón, su mujer, sus hijos o él mismo? ¿Era la víctima o el responsable?

Hagamos las cuentas ante Dios. A menudo nuestra voluntad, mezclada con egoísmo y orgullo es el origen de muchas de nuestras desgracias. Cuando el horizonte está desesperadamente oscuro y la vida parece que no tiene sentido, ¿qué hacer? Buscar a los responsables o culpables no sirve de nada; al contrario, nos atormenta y amarga.

El paso a dar es el siguiente: mediante la oración, acercarse a Dios, quien nos perdona, consuela, levanta y acepta tal como somos. Su gracia, ese don que no merecemos pero que él está dispuesto a otorgarnos si nos acercamos humildemente a él, transformará nuestro estado de ánimo. Y ¡qué alivio saber que el Señor Jesús mostró su amor para con seres culpables como nosotros, dando su vida en rescate por todos los que creen en él!

Fuente: La Buena Semilla

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